lunes, 25 de septiembre de 2017

El movimiento ‘swagger’ se diluye

El Ayuntamiento sigue al movimiento por su ocupación intensiva de la vía pública y el alto grado de machismo detectado entre los jóvenes.

Un grupo de 'swaggers' a las puertas del Apple Store de la plaza de Cataluña, en Barcelona
El popular movimiento de los swaggers está perdiendo fuelle en Barcelona. Tanto el Ayuntamiento como los promotores que trabajan con ellos han identificado cómo los menores con estética hip hop, de entre 15 y 17 años, que creen en las redes sociales casi como en una religión, están a otras cosas. En el momento álgido, en septiembre del año pasado, el Consistorio detectó 423 adolescentes vinculados a la tribu urbana, según un informe al que ha tenido acceso EL PAÍS. Algunos siguen citándose delante de la Apple Store de Barcelona o en el centro comercial Ànec Blau de Castelldefels. El Ayuntamiento sigue al movimiento por la ocupación intensiva que hacía de la vía pública y porque detectó entre los jóvenes un alto grado de machismo.
“Son chavales, un día se cansan y cierran su perfil en Twitter con un montón de seguidores”, explica el promotor Jonathan Parés, y exparticipante del popular programa de Telecinco Mujeres, Hombres y Viceversa. Él era el organizador de las sesiones Intime en la Sala Bloc, los sábados al lado de la plaza de Urquinaona, que vertebraba el movimiento. Antes de ir allí, se citaban frente a la Apple Store de paseo de Gràcia. El cierre de esas sesiones por problemas con los comercios de la zona es uno de los posibles motivos que provocaron su disgregación.
“No es que haya desaparecido, losswaggers existen, pero ya no tienen tanto boom. Además, son niños que crecen y que enseguida cambian”, añade Parés. Fuentes municipales coinciden con ese criterio, y aseguran que han dejado de tener un punto de encuentro físico, pero se mueven por redes como Facebook, Twitter o Instagram. Solo quedan algunos jóvenes en el Centro Comercial Ànec Blau, en Castelldefels, y un grupo pequeño que sigue acudiendo al Apple Store.
La ocupación intensa del espacio público en el centro comercial La Maquinista y frente a la tienda de la marca creada por Steve Jobs llevó al Ayuntamiento a intervenir para saber quiénes eran los swaggers. Los educadores, con trabajo de campo, descubrieron que la tribu la componían básicamente jóvenes magrebíes (62 %), autóctonos (28%) y personas de otras nacionalidades (10%), según recoge el informe del servicio de Gestión de Conflictos del Ámbito Social en el Espacio Urbano del Consistorio. La inmensa mayoría tiene entre 15 y 17 años, aunque en su estudio el Ayuntamiento encontró desde niños de 10 años hasta adolescentes de 20.

Conductas machistas


Después del seguimiento, el principal elemento de preocupación de los servicios municipales es la relación entre hombres y mujeres. Detectaron que se producían “con un alto grado de machismo, sexismo”. Además, se vivieron pequeños incidentes, con alguna pelea que obligó intervenir a la Guardia Urbana y a los Mossos d’Esquadra. Los fines de semana, desde Renfe y Metro se prestaba especial atención a los jóvenes porque muchos de ellos viajaban sin comprar billete.
Pero en general, los swaggers no mostraron “dinámicas incívicas” mientras estuvieron presentes en las calles. “Es un movimiento vinculado a la popularidad de las redes sociales, donde se dan las relaciones propias de la actual generación de la imagen y de las popularidades efímeras”, relatan esas fuentes municipales.
Aunque todavía hay un pequeño colectivo que sigue citándose frente a la Apple Store y que en realidad nunca llegó a identificarse plenamente con el movimiento, que continúa siendo objeto de estudio por los servicios municipales: una decena de menores tutelados por la Dirección General de Atención a la Infancia y adolescencia (DGAIA) que vive en Centros Residenciales de Acción Educativa (CRAE).

Hasta abril de este año, la Sala Bloc siguió programando sesiones Intime. “Hemos estado un año y medio allí”, cuenta Parés. Pero algunos problemas de incivismo por parte de gente que se quedaba fuera, desvinculados de la tribu, forzaron el cierre. Ahora han celebrado varias sesiones en una nueva sala, en la calle de Tarragona, aunque prevén bajar el ritmo porque en verano los adolescentes suelen irse de la ciudad con sus padres. En su punto más alto, Parés juntó a un millar de personas a las puertas de la discoteca.
La tribu de los swaggers se popularizó a finales de 2014. Un vídeo creado por el escritor y productor Carlo Paidal les llevó al estrellato. Allí, entre risas y selfies, contaban quiénes eran. “Nos hacemos fotos, reímos”, repetían. Pero Paidal veía algo más: “Las Apple Store hacen el papel que antes tenían las iglesias como lugar de reunión, de culto. La nueva espiritualidad es el Wi-Fi gratis”.
E incluso fue más allá y creó un programa en Youtube, con la filosofía de copiar a Mujeres, Hombres y Viceversa, bajo el nombre de Chicos y chicas, con algunos de esos adolescentes vinculados al movimiento swagger. Lo grababan en la sala Arena. “Eran los camareros de mis locales”, explica. Aunque ha acabado cediendo el serial a un tercero, según cuenta. Algunos de los episodios tienen más un millón de reproducciones.
El propio Paidal admite que quizá ahora los swaggers están más desorganizados, menos unidos. Pero cree que esa cultura transversal, que mezcla a gente de todo tipo, con una raíz hiphopera, se mantiene viva aunque esté evolucionando hacia otras tribus, como la trap.
Noticia tomada de: https://elpais.com/ccaa/2016/07/10/catalunya/1468172137_181410.html

Los festivales más 'freak' del mundo

¿Uno con King África como cabeza de cartel? ¿Otro a 20 grados bajo cero? ¿Uno centrado en fenómenos ovni? Presentamos la guía de los festivales más extraños que pululan por todo el planeta.

Hoy abordamos uno de los pasatiempos favoritos de los jóvenes y viejóvenesespañoles: los festivales. Todos los veranos, una de cada cinco pedanías hispanas celebra un festín bañado por música, alcohol y mucho jolgorio. Hay mucha cantidad pero poca variedad. Con el fin de enriquecer vuestro universo festivalero, os brindamos una guía alternativa de eventos majaras. Pasen y lean.
Horteralia
Pese a su nombre, el festival extremeño Horteralia es una experiencia religiosa. Juntar a Paco Pil, Yurena, King Africa o tener un after show con Malena Graciaes un sueño para algunos. Reinvindican otra forma de ser y de vestir, sin vergüenza y out fashion, y muchos comulgamos con su credo.
Igloofest
Sucede en Montreal (Canadá) y se celebra en pleno mes de Febrero, época helada. La temperatura media es de 23 grados bajo cero y, pese a ello, cerca de 30.000 personas se abrigan como esquimales y bailan al aire libre al ritmo de Modeselektor, Bambii o Carl Craig.
Bolos y punk
Conciertos, un campeonato de bolos, pool parties, un torneo de poker punk, cine y comedia... todo eso cabe en Punk Rock Bowling, un fin de semana seguramente memorable en Las Vegas y otro más en Nueva Jersey.
Wave-Gottik-Treffen
La ciudad alemana de Leipzig se convierte por una semana en la capital mundial del ecosistema gótico. Decenas de salas, cientos de grupos de todo el planeta y visitas guiadas a iglesias son algunas de las actividades de este mega festival para góticos, siniestros y after punks.
Festival radio teletaxi
Me molesta que cada vez que se habla de festivales masivos en este país se obvie a este macroevento abanderado por una institución radiofónica como es Justo Molinero. Su radio lleva promocionando música nacional durante década, y su festival reúne a la escena musical más variada como ningún otro. Que se sepa.
UFO FEST
El festival nació en honor a los avistamientos de Trent, una de las más claras evidencias de vida extraterrestre que ha habido jamás. Desde entonces, 1950, se celebra este evento que ahonda en la vida sobrenatural. Ojalá Iker le haga un especial.
El crucero Ochentero
Algunas de las figuras de la cara A y B de los 80 se concentran en un crucero plagado de actuaciones, sesiones de DJs y juerga. Nombres que apenas recuerdas y figuras imprescindibles como OBK o Un Pingüino en Mi Ascensor tocarán este año.
Underwater Music Fest
Si hablamos de gilipolleces supremas, quizás este festival musical yanqui que sucede en aguas sumergidas se lleve la palma. Grupos con instrumentos acuáticos (sí, existen) interpretan clásicos como Yellow submarine o Honky conch woman.

¡FESTIVALES R.I.P!


NERDAPALOOZA
¿Una versión nerd del Lollapalooza? Exacto. Así era este festival. Todos los grupos que actuaban tenían componentes con pinta de losers y compartían un denominador común: la ironía como faro en sus vidas. Por este rarísimo festival americano pasaron grupazos tan variados como They Might Be Giants, Nerf Herder o Green Jelly.
CELEBRATE THE 80'S AND 90'S
Con este poco comercial nombre se presentó en Pamplona un festival que celebraba la época dorada del pop comercial de los 80 y 90. Conjuntos que envejecieron mal, que recordamos con amor y que el paso del tiempo convirtió en freaks pasaron por ahí: Hasselhoff, Vengaboys, 2 Unlimited, Rick Astley, Samantha Fox, Sabrina... ¡Que vuelva!
FESTIVAL DE LA CANCIÓN DEPORTIVA
Cuando a mi abuelo le hablaba de festivales, siempre me respondía con historias de San Remo, Benidorm y el festival de la Canción Deportiva, un evento donde coros e intérpretes cantaban el Hala Madrid, Viva el Betis o Escudo azul y grana, y eran juzgados por instituciones deportivas. Difícil de imaginar en nuestra era moderna.
Noticia tomada de: https://elpais.com/elpais/2016/06/10/tentaciones/1465580365_402204.html

A pesar de que vivimos en un medio social que trivializa los amplios intereses de los adolescentes, sale a flote una propuesta por y para los jóvenes, pues, se plantea elaborar un espacio de interacción para la comprensión de las nuevas formas de cultura y el desarrollo de estos (adolescentes). Cabe destacar que dicha propuesta suple algunos intereses de los jóvenes de hoy en día, por ende, es un ejercicio totalmente voluntario por el cual pueden encontrar un espacio de aprobación e interrelación con demás individuos.

Los ‘culturetas’ del futuro

Un taller en una escuela de actores enseña a los niños a tener un pensamiento crítico y gusto por el arte.

Un grupo de chicos en uno de los talleres culturales.
Cuando en los foros culturales sale el tema de cómo mejorar la situación del sector, entre los remedios aportados suele aparecer con frecuencia la “creación de nuevos públicos”. Lo que no suele verse con tanta frecuencia son las iniciativas firmes en pos de tan noble objetivo. Por estas fechas sucede la apertura al público general de un valioso proyecto dedicado a inocular el virus de la cultura en la sangre más joven.
La escuela de jóvenes espectadores Ejes lleva funcionando cuatro años dentro de la escuela de jóvenes actores Primera Toma. “Vimos que con esta actividad estaban muy contentos tanto los alumnos como los padres, así que a partir de este curso la ofrecemos también a aquellos jóvenes de 6 a 18 años que no sean necesariamente alumnos nuestros, pero que estén interesados por aproximarse la cultura”, explica Inés Enciso, directora de Primera Toma. En esta particular escuela los chavales (normalmente divididos en niños, adolescentes y jóvenes) se acercan a diferentes manifestaciones culturales (teatro, cine, exposiciones), conocen a los artífices de la cultura y reflexionan sobre aquello que conocen, siempre como espectadores activos. “Creemos que esto es necesario para desarrollar el pensamiento crítico y el gusto por el arte y la cultura en tiempos en que está más dentro de la enseñanza reglada”, dice la directora. De padrinos del proyecto ejercen los actores Silvia Marsó y Roberto Santiago.

El nombre Ejes viene de los tres ejes en torno a los cuales discurre su actividad. El primero consiste en las salidas a teatros, cines o museos aprovechando los descuentos y actos como las charlas o los encuentros con el público. El segundo eje, Pasen y vean, es un ciclo sobre cultura teatral y cinematográfica impartido por expertos, con teoría y práctica.
Y el tercer eje, Conociendo la profesión, consiste en una aproximación a los oficios más anónimos de la cultura. Por aquí ha pasado el ayudante de dirección de Cuéntame cómo pasó Bruno Velasco acompañado del actor Ricardo Gómez, o Chechu Graf, director de fotografía que trabaja con Javier Fesser, acompañado por el propio cineasta. Otros nombres conocidos con los que han debatido los alumnos tras las actividades son Javier Gutiérrez, Inma Cuesta, José Sacristán o Andrés Lima. Hasta han asistido a ensayos o rodajes de series como Águila RojaThe Avatars.
¿Es difícil conectar con la juventud actual? ¿Brecha digital o generacional? ¿Dificultades para mantener la atención? ¿Intereses incomprensibles? “Al contrario”, explica Enciso, “aunque a veces se diga que la juventud es desinteresada o pasiva, los chavales vienen muy interesados, muy informados y están muy atentos. Gracias a su facilidad de acceso a Internet saben mucho sobre lo que van a ver, y cuando vienen ponentes les formulan preguntas muy elaboradas”. Ejes celebra una sesión mensual y, además, es un proyecto por amor al arte en todos los sentidos: el único coste que tiene es el de las entradas de los espectáculos a los que se asistan.

Noticia tomada de: https://elpais.com/ccaa/2017/09/24/madrid/1506277025_473188.html


A partir de una visión tradicional de la sociedad hacia los jóvenes y el rechazo de estos, se postula un proyecto que intenta irrumpir dicha perspectiva, pues, su objetivo es suplir las necesidades e intereses de adolescentes vulnerables.

‘Hip-hop’ para construir barrio

Unas fiestas con talleres de 'parkour' y 'break dance' abren un proyecto de intervención comunitaria con jóvenes de Las Torres y Orcasur.


El artista Fyahbwoy participa en el 'block party' de esta noche.

“El hip-hop es el periódico de la calle, una herramienta que sirve para contar y transformar la realidad social”. Así define este movimiento cultural surgido en el Nueva York de los años setenta Javier Benedicto, coordinador artístico de Barrios, un proyecto de intervención comunitaria con jóvenes de los barrios de Las Torres (Villaverde) y Orcasur (Usera), que se presenta este fin de semana con una celebración por todo lo alto en la que la cultura urbana será la protagonista.
El proyecto –creado por el Colectivo Masquepalabras y la Asociación Bombo y Caja, con el apoyo de CiudaDistrito e Intermediae y la colaboración de las Juntas Municipales de Distrito de Villaverde y Usera– consistirá en una serie de talleres de creación musical para jóvenes, en los que podrán dar salida a sus inquietudes artísticas. En ellos conocerán parte de la historia y de las influencias del hip-hop y obtendrán las herramientas necesarias para llevar a cabo un trabajo musical colectivo, que se materializará en la producción de varias grabaciones, tanto musicales como audiovisuales.

El hip-hop tiene una relación más que cercana con la historia del activismo barrial, y precisamente por eso lo han elegido como canal para llegar a los jóvenes. “El hip-hop nace con la idea de dar voz a los que no la tienen. Chavales que no eran nadie, de repente se encuentran con que tienen a su disposición una herramienta con la que comunicar sus inquietudes y sus deseos, que les permite hablar de lo que les pasa y de lo que sucede en sus barrios”, afirma Javier Benedicto. Fomentando la creación artística y musical quieren lograr que estos jóvenes se empoderen, tanto de forma individual como colectiva, ya que otro de los objetivos del proyecto es poner en el mapa a estos barrios de clases trabajadoras, afectados en muchos casos por procesos de exclusión social y segregación urbana.
Por esta misma razón, han optado por presentarlo a lo grande valiéndose del formato de las block parties, un tipo de fiestas que surgió en los distritos más humildes de Nueva York, donde los DJs instalaban sus equipos de sonido en plena calle para que los vecinos pudieran bailar y disfrutar del espacio público. Estas fiestas, a menudo provocaban que se cerrara el tráfico de toda una manzana (block), de ahí su nombre.
En las Block Parties —que tendrán lugar esta noche en la Calle Olas del barrio de Las Torres, y el sábado 23 en la Plaza del Pueblo de Orcasur—, habrá una mezcla de actividades deportivas y musicales. Los deportes correrán a cargo de la Asociación Madrileña de Parkour y de Street Sound Crew, que harán una exhibición de parkour y otra de break dance. En el apartado musical, habrá DJs y una buena representación de artistas de la escena estatal del hip-hop y otros géneros afines, como Fyahbwoy –artista madrileño de reggae reconocido a nivel internacional–, la artista urbana revelación del momento Nathy Peluso, Denom, Dano y Aaron Baliti, que estarán acompañados por varios artistas locales, entre los que se encuentran Emi Rap, Gente Jodida, Omar Montes o Terrier Pimp.
Los talleres del proyecto Barrios se llevarán a cabo entre septiembre de 2017 y junio de 2018, los martes en la Biblioteca María Moliner de Villaverde y los miércoles en el Centro Cultural Orcasur del distrito de Usera.
Noticia tomada de: https://elpais.com/ccaa/2017/09/21/madrid/1506011975_242330.html
Es importante conocer los antecedentes para saber de una manera solida si las cosas han cambiado en un sentido completo o si ha quedado estancado, es por eso que les presento 2 noticias, de hace ya unos años, las cuales documentan algunas dificultades con respecto a la convivencia entre las diferentes culturas juveniles.

El desafío de las culturas urbanas en la capital

Alcaldía activó mecanismo para prevenir venganzas ante crimen de un joven hardcore en riña con uno de los sharp.
El reconocimiento de las diversas culturas urbanas y el adecuado acompañamiento a sus procesos de convivencia se convirtieron en un nuevo desafío para Bogotá, que tiene a las autoridades diseñando e implementando propuestas para evitar que sus interacciones desencadenen manifestaciones violentas, como la que este fin de semana le quitó la vida a un muchacho en la localidad de Chapinero.
Si bien es cierto que dichos conflictos son apenas normales en una ciudad de ocho millones de habitantes, que se jacta de ser tolerante y multicultural, también lo es que las grandes urbes latinoamericanas han sufrido tropiezos para afrontarlos, ya sea porque lo hacen desde enfoques que niegan la existencia de las “tribus” o porque piensan que todos los movimientos juveniles son iguales entre sí.
En el caso de Bogotá, hay identificadas por lo menos cinco grandes culturas urbanas juveniles. Están los punk, los emos, los del hip hop, skinhead y los hadcore. Oficialmente no tienen más de cien integrantes fijos cada una, pero todos poseen militancias que pueden llegar a ser de tres o cuatro veces ese tamaño. Pero si de reconocimiento universal se trata, hay que decir que en la ciudad existen unas 60 culturas urbanas, pues los grupos simpatizantes de la música electrónica están constituyendo una nueva ola (que a su vez tiene varias subculturas), los jóvenes que gustan del monopatín son otra, los de la tabla otra y hasta las asociaciones cristianas pueden ser consideradas como una cultura en tanto trabajan con grupos juveniles.
En la localidad de Chapinero, la del enfrentamiento del fin de semana, hay lugares como el parque de los hippies (carrera séptima con calle 53), en donde conviven varias de estas culturas: los sharp, los rash, los del monopatín y hasta la comunidad LGBTI.
Ante tanta variedad de grupos, las autoridades deben redoblar esfuerzos para reconocerlos, saber cómo interactúan y garantizar el libre desarrollo de su personalidad, al mismo tiempo que se protege la de los demás. La tarea no es fácil. Andrés Restrepo, secretario saliente de Gobierno de la ciudad, reconoce que en ocasiones algunos de estos grupos tienden a rechazar el apoyo oficial, porque consideran que está diseñado para coartar sus derechos. “Un grupo anarquista, por ejemplo, puede tener una postura de distanciamiento ante el establecimiento”, dijo otro funcionario distrital.
Es por eso que resulta especialmente complejo entender qué es lo que ocurre cuando dos grupos de estos se encuentran.
La pelea del fin de semana, hasta donde se sabe, fue iniciada por un grupo de disidentes de la comunidad sharp. Según la Alcaldía de Chapinero, no son más de 20, y 15 de ellos ya están judicializados. Este grupo disidente se había negado en varias oportunidades a suscribir el pacto de convivencia que la Alcaldía local promueve entre las culturas urbanas. Aún no está claro por qué, pero sus integrantes terminaron en una riña con los miembros del grupo hardcore que celebraban una fiesta en el bar Funny Party (calle 47 con carrera séptima) hiriendo de muerte a uno de sus integrantes.
La Alcaldía tiene ahora dos preocupaciones: redoblar esfuerzos para evitar que las riñas en establecimientos se repitan y evitar que la muerte de Dayro Salazar (27 años, padre de una niña de 4) desencadene una venganza por parte de los hardcoreros.
Para el comandante de la Policía de Teusaquillo, Juan Carlos León, está claro que el hecho violento se debió al efecto de los tragos y una agresión verbal que propició la riña. Los testigos señalan que la pelea la iniciaron los cabezas rapadas.
Pero como los cabezas rapadas se subdividen en varios grupos (rash, de tendencia comunista; los de tercera fuerza, que reivindican las ideas neonazis, y los sharp, que a su vez son los que tienen la disidencia que causó el conflicto), cualquiera podría confundirse si se los encuentra en la calle y pensar que todos son violentos o andan en busca de pelea. He ahí otro gran desafío en materia de pedagogía que tiene la administración distrital.

La violencia de algunas tribus urbanas no es algo nuevo

El caso de Dayro Salazar, quien murió apuñalado por cabezas rapadas, se suma a sucesivos ataques entre estas culturas.
La violencia entre las culturas urbanas de  la capital no es un hecho nuevo. Desde hace varios años se han presentado casos violentos que, cada vez con más frecuencia, resultan en la muerte de alguien. Los testimonios de las víctimas, y los testigos, son casi siempre los mismos: “Nos atacaron porque sí”. Así fue el sábado en la noche cuando Dayro Salazar recibió varias puñaladas que, este lunes en la madrugada, terminaron por ocasionarle la muerte. Salazar falleció en la Clínica Marly, ubicada a pocas cuadras del lugar de los sucesos (carrera séptima con calle 47).
En julio pasado, un joven de 15 años fue apuñalado en el sector de Colina Campestre, en el norte de la ciudad, al parecer por miembros de un grupo de cabezas rapadas. Esa vez, como en tantas otras, los motivos de la agresión no fueron esclarecidos. Al agredido le preguntaron que si era nazi. Él respondió que no. Eso fue todo. Siguieron los puños, las patadas y la puñalada. La violencia por la violencia fue eso.
En septiembre de 2007, en un bar de la carrera 11 con calle 79, Julián Prieto, guitarrista de la banda de hardcore Pitbull fue brutalmente agredido por un grupo de 30 cabezas rapadas, que lo atacaron en plena vía pública con armas blancas. En ese momento uno de los amigos de Prieto contó que los atacantes reían y entonaban cánticos mientras golpeaban brutalmente al muchacho. El guitarrista de Pitbull murió a los pocos minutos en la Clínica El Country, adonde fue llevado por sus acompañantes.
La violencia de estas culturas urbanas no es un fenómeno exclusivo de Bogotá. En 2008, un presunto cabeza rapada asaltó con un cuchillo a Isabel Cristina Restrepo Cárdenas, una bailarina y estudiante de arquitectura de 18 años en el barrio El Poblado de Medellín. Cárdenas falleció en el instante y un joven que la acompañaba debió ser llevado de urgencias a un hospital al recibir varias heridas por defender a su amiga.
En buena parte de estos casos los sospechosos son cabezas rapadas. Sin embargo, la violencia no es una marca registrada de esta cultura urbana. En el sector de Cedritos son bien conocidas las grescas ocasionadas por jóvenes punkeros (de todas las denominaciones), raperos y metaleros que la mayoría de las veces involucran a menores de los colegios del sector, ávidos de ganar respeto peleando bajo el estandarte de una ideología o un estilo musical.
Noticias tomadas de: http://www.elespectador.com/impreso/jovenes-punks/articuloimpreso-225348-violencia-de-algunas-tribus-urbanas-no-algo-nuevo

"Pienso, luego existo" Beatriz Preciado

A continuación se presenta un esquema en el cual se relaciona el tema de "Tribus juveniles" con el vídeo de "Pienso, luego ...